Antes de empezar, sé que llego un día tarde. Aprecio la puntualidad, por lo que esta circunstancia me molesta un poco. La sinceridad es mi tesoro y mi cruz, no lo puedo remediar. Cuando iba a programar el envío de esta página tuve un aviso de que había problemas con las entregas en el correo electrónico y preferí esperar y no arriesgarme a que no te llegase. Una vez excusada, te deseo un feliz día.
La página de hoy va dedicada a un asunto más práctico de lo habitual. Desde hace años me apasiona todo lo relacionado con la productividad. No en el sentido de hacer más cosas con la misma cantidad de tiempo, sino en hacer las cosas mejor. Sobre esto algo escribí en esta página y prefiero no repetirme.
Mantener un ritmo constante de escritura es uno de los objetivos de estas páginas, como ya sabes. Para tener algo diferente sobre lo que divagar a la semana mi cerebro necesita nutrirse de ideas ajenas a las mías. Uno de los autores que sigo, Tiago Forte, propone un sistema que facilita la práctica de cualquier persona que interactúe con grandes cantidades de información. Lo que ahora se llama trabajadores del conocimiento y sus derivados.
Tiago utiliza el concepto mise-en-place, que viene a significar implementación o ejecución. Quizás te suene si eres aficionado a trastear entre cazuelas y sartenes, pues este término fue un factor esencial para la transformación de la cocina francesa.
George Auguste Escoffier fue militar antes que cocinero y se le ocurrió adaptar a la cocina los roles que él identificó en su paso por el ejército. Esto permitió que el proceso de cocinado fluyese como si fuera una cadena de montaje. La sala de fogones pasó de parecer una jaula de grillos a convertirse en un lugar donde cada cual sabe en cada momento lo que debe hacer, y además lo realiza con menos esfuerzo, más rápido y sin pararse a pensar cómo tiene que proceder.
El sistema de mise-en-place consta de 6 prácticas que nos permiten lo que Tiago Forte llama trabajar limpio, esto es, de forma eficiente y sin fricción. No necesitas cumplir todas, ni hacerlas en el orden de esta lista; adáptalas a tus preferencias o circunstancias.
1. Secuencia
Merece la pena planificar las tareas que tenemos que realizar. Procura hacer a primera hora del día las más importantes, puesto que es cuando tenemos más energía y la mente despejada. De paso te habrás quitado lo peor. ¿A quién no le anima tachar de la lista el sapo de la jornada?
2. Marcadores de posición
Confiar en tu cabeza y en su capacidad de recuperación de datos es una actividad de riesgo. Apunta todo lo que quieras recordar en el futuro. Da igual que lo hagas en papel, en el móvil, en el ordenador o hagas un combo de dichas opciones.
3. Tiempo de inmersión frente a tiempo de procesamiento
Las tareas de inmersión son aquellas que requieren nuestra plena concentración y participación, mientras que las tareas de procesamiento son las que pueden completarse sin nuestra acción directa. Distínguelas como un pro y sepáralas bien. Si lo combinas con la práctica 1, éxito seguro.
4. Mentalidad final
Este punto me cuesta bastante. Reconozcamos que lo que no se termina no está hecho, aunque paremos al 99%. ¿Cuántas veces diseñamos el plan perfecto y se queda ahí, en el papel? La diferencia entre empezar veinte proyectos y terminar uno, y por otro lado empezar y terminar un solo proyecto es cero. Y que en el primer caso terminas agotado mental y anímicamente.
5. Movimientos pequeños y precisos
Automatiza las tareas frecuentes siempre que puedas. A veces una simple aplicación en el móvil te permite adelantar acciones esperando una cola o cuando vas en el autobús o metro. Usa plantillas que reduzcan el esfuerzo de lo que repites a menudo. Enamórate de las listas de comprobación, que son iguales que las de la compra pero en lugar de leche y plátanos escribes los pasos necesarios para llevar a cabo lo que necesites.
6. Arreglo
Diseña, personaliza y organiza tu espacio y herramientas de trabajo para disfrutar de un entorno estable y cómodo. En Instagram queda muy molón ese rollo nómada de trabajar en cafeterías, pero la tranquilidad de estar en tu cómoda silla, con la documentación que precises a mano, que el ordenador no vaya a pedales y que puedas encender el aire acondicionado (tarifa eléctrica mediante) si hace calor, no tiene precio.
En las referencias te dejo el enlace al artículo de Tiago donde puedes ver la relación entre cada práctica y las fases de elaboración de platos. Si te gusta ese mundillo te recomiendo que no te lo pierdas porque lo verás todo mucho más claro.
Nos leemos en la siguiente página.
Cita para pensar
Como haces cualquier cosa lo haces todo.
Proverbio anónimo.
¡Qué concepto tan interesante!