La página de hoy es breve y te cuento por qué: me ha pillado el toro, han surgido imprevistos y estoy dedicando la tarde de un viernes primaveral ideal para pasear, a escribir contrarreloj para cumplir mi compromiso contigo.
Verás, para organizar las cosas que quiero o tengo que hacer, utilizo lo que llamo una planificación flexible. Traducido al cristiano: que pienso cómo distribuir las tareas y el tiempo para realizarlas pero tampoco me como demasiado la cabeza. Si algo no se puede hacer hoy, ya lo haré mañana.
Y ahí está el problema. Hasta hoy, siempre he tenido un mañana. Igual que tú. Los humanos aprendemos la mayor parte de lo que conocemos por puro ensayo-error, así que la experiencia certifica que al terminar este día disfrutaremos de otras veinticuatro horas para malgastar. O no. ¿Recuerdas qué significaba memento mori?
Los señores guruses de la productividad dicen que esto que me pasa se llama procrastinación y que no le dé importancia porque es de lo más común. Pero que tampoco me duerma en los laureles y haga algo para remediarlo, porque de lo contrario la vida pasará y no habré empezado ni la mitad de las cosas que alguna vez he deseado hacer.
Puedo asegurar por experiencia propia que un día estás en la cumbre de tu vida y al siguiente te despeñas ladera abajo sin frenos. Ese mañana no existe. Lo único que existe es hoy, ahora, este instante. Disfrútalo. Aprovéchalo.
¿Qué harías si supieras que no vivirás el día de mañana? Cuéntamelo en los comentarios. Seguro que coincidiremos.
Cita para pensar
Modelemos nuestra alma como si hubiéramos llegado al término. No aplacemos nada; cada día ajustemos cuentas con la vida. Aquel que todos los días sabe dar la última mano a su vida no siente la necesidad del tiempo.
Séneca.
Haría una fiesta de agradecimiento con todas las personas que estuvieron a mi lado en los momentos más cruciales de mi vida (buenos y malos) y celebraría con ellos y agradecería a la Tierra por los recursos brindados es estos años de vida🙌🏽